🎃 Aprende Español en Halloween: El Castillo de las Suertes | EP447 🎃

Hola y bienvenido o bienvenida a otra terrorífica lección de español de SpanishPodcast.net Ya sabes que todos los años por estas fechas, te ayudo a mejorar tu comprensión oral del español con una historia de terror. No está mal pasar un poco de miedo de vez en cuando, ¿no? Bueno, pues hoy podrás mejorar tu español con una historia de terror. Si eres una persona sensible, te recomiendo que dejes de escuchar en este momento. No va a ser una historia agradable. Tienes muchas otras lecciones en el podcast, si eres muy sensible, elige otra. Vamos allá:

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Hace unos días viví una de las experiencias más terroríficas de toda mi vida. No es la primera vez que me pasa. Tal vez tengo muy mala suerte o, tal vez, tengo un don para atraer a los malos espíritus.

Eran las siete de la tarde. Como estamos en otoño a esta hora ya es de noche. Sonó el teléfono. Eran mis padres, había ocurrido un asunto familiar urgente y había que resolverlo urgentemente. Pensé que no era un buen momento porque tenía que ir hasta la otra punta del país. Ahora estaba en Galicia y tenía que llegar hasta Valencia. Tendría que conducir toda la noche. Era un viaje muy largo, pero prefiero viajar en coche porque no me gusta estar esperando en estaciones de tren o en los aeropuertos.

Hice la maleta muy rápido, solo estaría fuera tres días, así que llevaría la ropa justa y necesaria. Metí la maleta en el coche y comprobé que estaba el depósito lleno. Había echado gasolina por la mañana.

Salí a la carretera y conduje hasta la hora de la cena. Eran las 10 de la noche y ya estaba cansado. Afortunadamente, hay muchos sitios donde parar para comer algo. Así que paré en el primer sitio que pude. Era un restaurante de carretera típico de España. Sin lujo, pero suficiente para llenar el estómago con algo de comida caliente. Cené algo sencillo, algo de arroz con tomate y un filete de pollo.

Mientras cenaba noté que tenía algo de sueño, me estaba quedando dormido. Ese día me había levantado muy temprano, así que ya estaba cansado. Pero tenía que llegar a mi destino cuanto antes así que volví al coche.

Después de tres horas conduciendo ya no aguantaba más. Estaba cansadísimo. Los ojos se me cerraban y casi no veía nada. Además, debido al frío había niebla. La visibilidad era mala. Era muy peligroso, así que pensé que tendría que parar a dormir en algún lugar. Miraba los carteles para ver si veía algún motel o algún sitio donde pasar la noche. Nada, pasaban los kilómetros y no veía nada. Probé a poner la radio para ver si me despertaba, pero no se oía nada. No había ninguna emisión. Finalmente vi un cartel que decía: “Castillo de las Suertes” y tenía una señal que indicaba que era un hotel, así que salí de la carretera principal y decidí pasar allí la noche, o al menos unas horas. “Castillo de las Suertes”, la verdad es que sonaba muy bien.

Al salir de la carretera principal me encontré con una carretera bastante vieja y poco cuidada. Había muchos baches. La carretera estaba rodeada de árboles grandes y altos por los dos lados, así que no podía ver nada más. Las ramas de los árboles habían crecido tanto que se abrazaban por encima de la carretera. Parecía que estaba pasando por algún túnel fantasmagórico. Entre que no veía nada, la niebla y que los árboles habían perdido todas las hojas, hasta el mismo Edgar Allan Poe habría salido huyendo de allí. Pero yo necesitaba dormir.

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Seguí avanzando y finalmente salí de aquel túnel de árboles. Por fin vi el hotel y, efectivamente, era un castillo. Pude ver que parecía un lugar bastante lujoso, no sería barato. Pero tenía mucho sueño, así que, ¿qué podía hacer? Me sorprendió porque todas las luces estaban apagadas. Sin embargo, el parking estaba lleno de coches. ¿Estaba cerrado? ¿Por qué tengo tan mala suerte? Si estaba cerrado dormiría en el coche.

Bajé del coche y fui a la puerta. Tenía la esperanza de que hubiera alguien dentro. Tal vez estaba el dueño o la dueña y podían hacerme el favor de abrir una habitación para mí.

No había luces así que me acerqué a la puerta encendiendo la linterna del móvil. Lo único que se podía oír allí, además de mis pisadas, era a los lobos y a otros animales nocturnos que vivían en el bosque. La luna estaba llena y daba un poco de luz, pero era insuficiente para ver con claridad.

Llegué hasta la puerta e iluminé con la linterna del móvil el cartel de la entrada. “Castillo de las Suertes”. Era aquí, no me había equivocado. Llamé a la puerta tres veces, toc, toc, toc y acerqué el oído a la puerta para ver si podía escuchar algo. Nada. Volví a llamar, toc, toc, toc… Antes de que pudiera separar la mano de la puerta, se abrió lentamente, pero solo un poco. Y entonces escuché a una persona hablando en susurros: “apague la luz, apague la luz”.

No entendía qué estaba ocurriendo. Hice caso a aquella voz porque parecía un poco preocupada. Todo se quedó a oscuras, excepto por la tenue luz de la Luna. Entonces vi que una cara aparecía en el hueco de la puerta. La verdad es que no podía distinguir si era un hombre o una mujer. Llevaba una capucha que le tapaba la cabeza, así que no podía distinguirlo. Además, su voz era una de esas voces que puede ser de hombre o de mujer. Me miró de arriba abajo y susurrando otra vez dijo: “¿Qué es lo que quieres?”.

Yo también susurré. Supongo que si aquel hombre, o mujer, lo hacía, sería por algún motivo. Así que contesté: “Necesito un lugar para pasar la noche y es el primer hotel que he encontrado”.

El hombre, o la mujer, sacudió la cabeza y dijo: “Pasa, pasa, pero no enciendas ninguna luz. Yo te guiaré, sigue el sonido de mi voz. ¡Y no enciendas ninguna luz!”.

Entré en el hotel y, a oscuras, intenté seguir a aquella mujer, u hombre, todavía no sabía lo que era. Tenía los ojos abiertos como platos, pero casi no veía nada. La luz de la Luna entraba por las ventanas y podía distinguir algunas formas y algunas sombras, pero poco más.

El hombre, o la mujer, siguió avanzando. Yo iba detrás intentando no perderme. Llevaba un llavero con muchas llaves que sonaban constantemente. Yo me limité a seguir el sonido de aquellas llaves.

Entramos en un pasillo que era largo que olía a humedad y a rancio. Olía como la carnicería en la que compro la carne. Me pareció curioso que un lugar que parecía caro y lujoso tuviera tanta humedad y… aquel olor… era muy desagradable. Pero yo solo pensaba en poder dormir un poco, estaba muy cansado. La luz de la Luna entraba por algunas ventanas que estaban a tres o cuatro metros de altura. Pude ver algunos relieves en las paredes, pero no podía distinguir las formas. Pensé: “Ya lo veré por la mañana”.

Llegamos al final de pasillo y la mujer abrió otra puerta pesada. Me dijo, dormirás aquí, lo más importante es que no enciendas ninguna luz, es muy peligroso. El hombre, o la mujer, me guio hasta la cama y me dijo: “dormirás aquí, ya sabes, duerme tranquilo, pero no enciendas ninguna luz o te arrepentirás”. La mujer, o el hombre, se fue y allí me quedé solo y en la oscuridad. Tuve la tentación de encender la linterna del móvil para poder ver un poco, pero había insistido tanto en lo de la luz que… pensé que era mejor obedecer.

Me tumbé en la cama e intenté dormir un poco. Oía algunos ruidos que venían de otras habitaciones y de los pasillos. No sabía qué era, pero creo que nunca había oído nada parecido. Eran sonidos muy extraños. ¿Qué podía hacer? Estaba demasiado cansado para pensar con claridad. Los sonidos eran muy extraños, hasta me pareció escuchar la respiración de otra persona. Pero… estaba en un lugar nuevo y antiguo, pensé que allí habría todo tipo de ruidos. Poco a poco me quedé dormido.

Cuando desperté ya era por la mañana. No me despertó la alarma del móvil. Lo que me despertó fue gente gritando. Allí estaba pasando algo. Oía a gente gritar y correr, dar golpes… ¿qué estaba pasando? Estaba muy asustado, no sabía qué hacer. ¿Un incendio? ¿Un ataque terrorista? ¿Qué estaba pasando? Me levanté de la cama y observé la puerta. Estaba en una habitación de unos 12 metros cuadrados, toda de piedra. La gente seguía gritando y corriendo. Fui hasta la puerta e intenté descubrir qué ocurría. Solo oía gritos y gente corriendo.

Decidí abrir la puerta y una persona que venía corriendo chocó con ella. Era una chica joven, “¡lo siento!, dije, ¿estás bien?”. Ella se levantó, me miró con los ojos muy abiertos y volvió a salir corriendo sin decir nada.

Como no sabía qué estaba ocurriendo decidí que lo mejor era salir de allí lo antes posible. Mejor prevenir que curar, era lo que siempre decía mi madre. Fui a por mis cosas y cuando fui hacia la cama vi el mensaje. Me quedé paralizado, no podía moverme.

En la pared, encima de la cama había un mensaje enorme escrito con sangre, una pregunta: ¿te alegras de no haber encendido la luz? La verdad es que no sabía qué pensar. La sangre era reciente, todavía estaba húmeda.

Recogí mis cosas y decidí salir de allí corriendo. Salí al pasillo y entonces lo vi. Había cadáveres por todas partes. Aquello parecía una carnicería. Varias personas habían sido asesinadas… y las paredes. Ahora, con la luz del sol que entraba por las ventanas descubrí qué eran los relieves de las paredes. Eran calaveras humanas. Las paredes de aquel pasillo estaban hechas de calaveras humanas.

No perdí un segundo más, corrí por el pasillo hacia la salida y abrí la puerta. Después, al otro lado me di cuenta de que aquello no era una puerta. Era una estantería. La estantería era falsa y se movía para acceder al pasillo. ¡Era un pasadizo secreto!

Seguí corriendo hacia la salida, por instinto, no conocía el lugar ni lo había visto, pero conseguí llegar a la puerta principal. Salí del castillo y la gente corría hacia el bosque. En el aparcamiento solo quedaban dos coches, el mío y otro.

Miré atrás, nadie me seguía. Me monté en el coche y salí de allí lo más deprisa que pude. Cuando llegué al túnel de árboles miré por el retrovisor y, entonces, frené de repente por el miedo. Aquel castillo ya no era lujoso, estaba en ruinas. Y el cartel de la entrada había cambiado, ya no decía “Castillo de las Suertes”, decía: “Castillo de las Muertes”.

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Apreté el acelerador y volví a la carretera principal. Cada kilómetro que pasaba me sentía más tranquilo. Pensé: “la próxima vez buscaré un sitio antes de salir de casa”.

Bien, pues esta es la historia de terror de este año. Está basada en varias leyendas de terror de nuestra región, Castilla y León. Espero que te haya gustado y que te ayude a mejorar tu comprensión oral del español. Y, ya sabes, si alguna vez necesitas un lugar donde dormir, ten cuidado.

Un saludo, mucha suerte y hasta la próxima.


Más historias de terror para aprender español:


Créditos
Intro -> “Graveyard Shift” Kevin MacLeod (incompetech.com)
Licensed under Creative Commons: By Attribution 3.0 License
http://creativecommons.org/licenses/by/3.0/

“Hello Regan” Loyalty Freak Music (Free Music Archive)
Licensed under CC0 – Public Domain”

“Radio 1” Shane Alf (https://freesound.org/)
Licensed under CC0

Gecop – Over the bridge highway drive (https://freesound.org/)
Licensed under CC0

Canucklovingbrit – Restaurant/Trattoria 2 (https://freesound.org/)
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Felix Blume – Night-close-to-a-river-crickets-and-frogs-bird-sometimes (https://freesound.org/)
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Taure – Howl_Echo (https://freesound.org/)
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Pingel – DoorSqueak (https://freesound.org/)
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Loyalty Freak Music A really dark alley – Freemusic archive (https://freemusicarchive.org/home)
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JohnsonBrandEditing – Key jingle (https://freesound.org/)
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Cris – FootSteps in a concrete corridor (https://freesound.org/)
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Wjoojoo Breathing1 (https://freesound.org/)
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Loyalty Freak Music – The Old Witch Place (https://freemusicarchive.org/home)
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