Hola chicos y chicas. Os damos la bienvenida a un nuevo episodio de Spanishpodcast.net, un lugar donde podéis mejorar poco a poco vuestro nivel de español.
Álex y yo os agradecemos enormemente que nos acompañéis cada semana con nuestros relatos y consejos. Hoy estamos aquí para compartir con vosotros otro episodio relacionado con la historia. En esta ocasión vamos a hablar sobre “La gripe española”.
Han pasado más de 100 años desde el inicio de la Primera Guerra Mundial, un suceso bélico internacional que comenzó en Europa en julio de 1914 y finalizó en noviembre de 1918. España, durante ese tiempo, se mantuvo neutral, es decir, no estaba a favor de ninguna de las partes enfrentadas. No obstante, repercutió económica y socialmente sobre nuestro país.
Tras la finalización de la guerra, el número total de heridos, desaparecidos y fallecidos a causa de los combates fue superior a 22 millones de personas. Sin embargo, quedaba algo más destructor, incluso que aquella guerra, una terrible enfermedad conocida como “la gripe española”.
La “gripe española” fue una pandemia de gripe que afectó no solo a niños y ancianos, sino también a personas jóvenes, adultos y animales. Una gripe es una enfermedad contagiosa causada por un virus que produce fiebre alta, dolor de cabeza, cansancio y sensación de malestar. Las pandemias son enfermedades que se extienden a muchos países y que atacan a un gran número de personas.
El día en el que se estaba firmando el acuerdo de paz, el mundo ya estaba combatiendo contra una de las enfermedades más graves que ha existido jamás. A esta infección se le llamó la gripe española, pero en realidad, España nada tuvo que ver con su origen.
El motivo por el cual recibe el nombre de gripe española, tiene que ver con los periódicos españoles de la época. Se le llama así porque los periódicos de España fueron los primeros en publicar noticias acerca de la existencia de esta gripe. Los países del resto de Europa, que habían combatido en la guerra, procuraban no publicar información sobre la enfermedad. De esta forma, intentaban ocultar al enemigo que su ejército estaba debilitado. Procuraban mantener la enfermedad en secreto, como si no existiera.
España, como os hemos dicho antes, era un país neutral, así que podía publicar información acerca de la enfermedad sin ningún problema. Los medios de comunicación alertaban sobre el número de contagiados, que era cada vez mayor en España. Esto hizo pensar que nosotros éramos el único país afectado por la enfermedad, pero en realidad el virus estaba atacando a millones de personas en todo el mundo. El alcance fue tal que incluso Alfonso XIII, el bisabuelo de nuestro actual rey, contrajo la gripe de la que pronto se recuperó.
Según las investigaciones, parece ser que el primer caso registrado ocurrió en marzo de 1918 en Kansas, Estados Unidos, pero el origen pudo encontrarse en Francia. Por aquel entonces el virus solo ocasionaba dolencias leves, como cualquier otra gripe. Se cree que los primeros contagios se dieron entre los soldados de los bandos que estaban en guerra porque sus sistemas inmunitarios estaban debilitados a causa de los ataques con las armas químicas.
El traslado de las tropas de un lugar a otro provocó que los soldados fueran transmitiendo la enfermedad, así que en pocos meses la gripe ya estaba en medio mundo. En solo unos meses se convirtió en una pandemia. Los síntomas de este tipo de gripe eran mucho más graves que los de una gripe normal.
Por aquel entonces no se habían descubierto los antibióticos, y las medidas sanitarias eran deficientes. No se podían tomar las precauciones necesarias para evitar que la pandemia se extendiera. Hoy en día sí que existen estrategias para prevenir sus efectos.
Además, gran parte de la población no estaba bien alimentada y no se aislaba de las personas contagiadas. Las empresas farmacéuticas procuraban encontrar por todos los medios algo que frenara el virus. Aunque ningún remedio era efectivo, las ventas de medicamentos aumentaron, así como su precio.
Se produjeron tres avalanchas de gripe. La primera fue en marzo de 1918. La segunda, que fue la más grave y la que provocó la mayor parte de las muertes, fue desde agosto hasta noviembre de 1918, y la tercera se dio a principios de 1919.
Lo verdaderamente preocupante del virus era que su tasa de mortalidad era muy alta. Gran parte de sus víctimas eran personas jóvenes y adultos sanos de entre 20 y 40 años. La gripe normal afecta sobre todo a niños, ancianos y a personas que tienen problemas de salud.
La gripe española terminó con la vida de entre un 3 y un 6% de la población mundial, según estimaciones actuales, entre 50 y 100 millones de personas. Son más de las que se llevó la peste negra en un siglo durante la Edad Media.
Para poder luchar contra la infección, las naciones tuvieron que colaborar para poder poner fin a la enfermedad. Se cerraron colegios, cines, teatros e iglesias para evitar aglomeraciones de gente. Sin embargo, en aquella época los médicos recomendaban que los enfermos estuvieran en espacios abiertos al exterior. En la actualidad los pacientes que tienen algún tipo de virus, muy contagioso, se mantienen en una habitación cerrada para impedir que el aire que respiran salga al exterior.
La gripe española desapareció por sí sola de manera natural cuando ya no había personas a las que contagiar. La pandemia duró aproximadamente dos años. Los investigadores han descubierto que las personas a quienes no les afectó el virus continúan siendo inmunes. De este modo, el descubrimiento supone un avance ante la protección de las enfermedades contagiosas. Así que si volviera a propagarse un virus similar tendríamos armas suficientes para hacer frente a la enfermedad.
Nos llama la atención que esta gripe siga siendo desconocida para una gran parte de la sociedad y para muchos países en el mundo. Como curiosidad, deciros que en los periódicos españoles es donde se puede encontrar la información más completa sobre la pandemia de 1918.
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