Hola, bienvenido o bienvenida a un terrorífico nuevo episodio. Este es el tercer año consecutivo que creamos un episodio especial para Halloween. Hoy es un día dedicado al miedo, al terror y a los espíritus.
Hoy vas a mejorar tu comprensión oral del español con una historia de terror. En nuestro primer especial de Halloween te contamos una historia de terror basada en una leyenda de nuestra tierra: la mano negra.
En nuestro segundo especial de Halloween te contamos una historia especial. Especial, porque es una historia que ocurrió en nuestra ciudad. Además, hoy en día puedes visitar a uno de los protagonistas de la historia: el sillón del diablo.
En este episodio especial no vamos a contarte una leyenda.
Tampoco vamos a contarte una historia de origen dudoso.
(DUO) Hoy vamos a contarte una historia personal.
Algo que nos ocurrió a los dos.
Algo que nos dejó sin dormir durante días.
Algo que aún nos despierta por las noches.
Algo que nunca podremos olvidar.
Algo que podría ocurrirle a cualquiera.
Algo que… podría ocurrirte a ti también.
Si escuchas nuestros episodios, ya sabes que nos gusta hacer excursiones de vez en cuando. Vamos a algún sitio y volvemos a casa en el mismo día. Nos gusta hacer excursiones a la montaña y a lugares donde hay mucha naturaleza.
Era la mañana del 15 de octubre. El tiempo era muy bueno. En el telediario habían dicho que ese día habría 25 grados. Era una temperatura muy alta para esta época del año, cosas del cambio climático. De todas formas, siempre llevamos ropa de abrigo en el coche. En las zonas de montaña a veces cambia el tiempo de forma muy brusca.
Fuimos al norte. En el norte de España hay muchas cosas que ver. Hay muchas zonas con montañas y lugares muy interesantes. Decidimos ir a un pueblo del norte de Castilla y León. Cerca de este pueblo hay un lago.
En esta zona hay mucha humedad, así que, casi siempre hay niebla, aunque no haga mucho frío. La niebla se sitúa sobre el lago y, la verdad, todo parece bastante fantasmagórico. Todo parece como salido de una película de terror. Es una zona que muchas veces tiene un aspecto misterioso.
Estuvimos paseando toda la mañana por allí, haciendo una ruta de senderismo. El lugar es precioso y muy relajante si te gustan los paisajes con niebla. Cerca del lago, había unas rocas grandes desde las que se podía ver todo el lago y el pueblo al fondo. Nos sentamos allí a comer.
Otra cosa que nos gustó es que no había nadie. Absolutamente nadie. Ni en la ruta ni en el pueblo. Estábamos completamente solos allí. Así que era muy relajante, no había ningún ruido. Después de comer estuvimos un rato sentados sin decir nada, simplemente disfrutando del silencio.
En realidad… mmm sí vimos a alguien. Mientras estábamos comiendo, vimos a una chica. Estaba lejos y llevaba un vestido de color blanco. Estaba mirándonos. Después ya no la vimos más. Pensamos que sería alguna chica del pueblo, que estaba dando un paseo. No le dimos más importancia y seguimos nuestro camino. Ya no la vimos más.
Por la tarde hicimos otras rutas por aquellos paisajes tan fantasmagóricos. Cuando nos dimos cuenta, ya eran las siete de la tarde. Teníamos que irnos porque se iba a hacer de noche. Decidimos volver lo antes posible al coche para ir a casa.
Mientras volvíamos al coche el tiempo empezó a cambiar. Empezó a haber mucho viento. Además, en el horizonte pudimos ver rayos, había tormenta. Recogimos todo lo antes posible, nos montamos en el coche y nos fuimos del pueblo.
Solo habíamos avanzando unos cuantos kilómetros con el coche y empezó a llover. Ya era completamente de noche. La tormenta se había acercado, ¡y vaya tormenta! Llovía mucho y había muchos relámpagos. Creo que pocas veces hemos visto una tormenta como aquella.
La tormenta era tan fuerte que el GPS dejó de funcionar. No sabíamos dónde estábamos y llovía tanto que no veíamos bien las pocas indicaciones que había en la carretera. Nos habíamos perdido en aquellas carreteras de montaña.
Seguimos avanzando un poco, teníamos la esperanza de encontrar un pueblo para poder preguntar a alguien por el camino correcto.
No había nada, solo la carretera, nosotros y la tormenta. Esto fue así, hasta que un poco más adelante, vimos a una chica vestida con un vestido blanco. ¡No podía ser! ¡Era la misma chica de esta mañana! Estaba a un lado de la carretera, haciendo autostop. No era posible que hubiera llegado hasta allí andando, ¡estábamos muy lejos!
Nos dio bastante pena. La chica se estaba mojando porque seguía lloviendo mucho. Además, seguro que tenía frío. La temperatura había bajado mucho y había mucho viento. Ella solo llevaba un vestido de color blanco. Paramos el coche y le ofrecimos ayuda.
Subió a la parte de atrás del coche y le dimos una toalla para que se secara. Después le prestamos una chaqueta para que entrara en calor. Nos sorprendió porque no decía nada, pero pensamos que estaba asustada o que tenía mucho frío. ¿Qué hacía en aquella carretera de montaña, sola, por la noche y con esa tormenta?
Le preguntamos dónde iba, pero tampoco contestaba. Creímos que lo mejor sería llegar hasta el siguiente pueblo para avisar a la policía o tener la ayuda de alguien. Así que seguimos conduciendo. Seguía lloviendo mucho, creo que ahora llovía incluso más, la carretera casi no se veía.
Entonces, la chica habló. Ella dijo: “Gracias por ayudarme. Por favor, frena, en esa curva me maté yo”.
¿Qué curva? Di un frenazo porque me asustó y paré el coche. Acerqué la cara al cristal del coche y prestando atención conseguí ver la curva. Antes no la vi, si no nos hubiera dicho nada, habría sido muy peligroso. Paré del todo el coche y los dos miramos atrás. La chica ya no estaba.
¿Dónde había ido? Bajamos del coche con la linterna para ver si había salido. No habíamos escuchado las puertas, ¿cómo había salido? No la veíamos en ningún sitio. Y, ¿que era eso de “aquí me maté yo?”
Nos acercamos hasta la curva, para ver si estaba allí. La chica no estaba allí, pero había unos árboles que no dejaban ver lo que había detrás. Fuimos detrás de los árboles y nos quedamos de piedra. Lo que vimos nos encogió el corazón.
Allí había dos tumbas, la tumba de una mujer y la tumba de un hombre. Tenían una inscripción que decía: “En esta curva murió esta pareja de enamorados, estaban recién casados. Por favor, conduce con cuidado”.
Lo que más nos asustó fue que sobre la tumba de ella estaba la chaqueta que le habíamos prestado.
La cogimos, nos montamos en el coche y nos fuimos de allí sin decir una palabra. Teníamos tanto miedo que no nos atrevíamos ni a hablar. Solo queríamos llegar a casa lo antes posible.
Esperamos que esta historia de terror te haya gustado. Si alguna vez vienes a Castilla y León y conduces un coche, recuerda que tú también puedes encontrarte con esta chica.
Un terrorífico saludo, hasta el próximo episodio.
Hasta la próxima… si te atreves.