Hola a todos los oyentes de SpanishPodcast.net Os doy una terrorífica bienvenida a un nuevo episodio de nuestro podcast.
Bueno, os pido disculpas por este tono de voz, pero el ambiente del día de hoy es un poco especial, así que, me ha salido así. Muy bien.
Hola a todos los oyentes y las oyentes de SpanishPodcast.net, os doy una terrorífica bienvenida a un nuevo episodio de nuestro podcast. El año pasado, en esta misma fecha, os hablamos sobre Halloween en España y sobre cómo esta tradición o costumbre ha cambiado a lo largo de la historia. Además, os contamos una historia de terror sobre una leyenda de nuestra región.
Hoy os vamos a contar una historia terrorífica de la historia de nuestra ciudad, una historia que hoy en día sigue poniendo los pelos de punta a muchas personas. “Poner los pelos de punta” significa dar mucho miedo, asustar. Si dices “esto me pone los pelos de punta”, significa que algo te está asustando mucho, que te da mucho miedo. Hoy os vamos a hablar sobre el sillón del diablo.
Antes de continuar hago una advertencia, si eres una persona que muy sensible o que se asusta con facilidad, NO sigas escuchando este episodio. Hoy vamos a hablar de cosas terribles, sangrientas y terroríficas. Si eres una persona muy sensible utiliza otro episodio para mejorar tu español. Si crees que podrás soportar, continúa, bajo tu responsabilidad. Después, no digáis que no he avisado.
Si visitas Valladolid como turista, es posible que en algún momento de tu visita entres en el museo arqueológico. El museo arqueológico está situado en un antiguo palacio, el Palacio de Fabio Nelli. Es un museo en el que podrás ver muchas curiosidades de la historia de Valladolid y de nuestra región.
Cuando llegas a la última planta del museo, encuentras una sala, la sala número 14. Esta sala la han utilizado para mostrar objetos españoles del siglo XVI: sillas, mesas, cuadros, ropa, armas, platos, copas y muchas otras cosas. Entre todas esas cosas hay una que llama la atención: un sillón. Un sillón es un mueble, como una silla, pero más grande y mucho más cómodo. Este sillón es el único objeto de la habitación que está colocado de tal manera, que nadie puede acercarse y menos aún utilizarlo. No hay ninguna información sobre él, solo un cartel a su lado que dice: “Sillón del diablo“. Curioso nombre para un objeto tan inofensivo.
¿De dónde viene ese nombre? ¿Qué tiene de especial este sillón? ¿Por qué es el único objeto al que no te puedes acercar? Este sillón tiene una historia terrorífica. Para contarte esta historia tenemos que viajar al siglo XVI. La historia comienza en el año 1550. En este año, llegó a la ciudad un médico llamado Alfonso Rodríguez. Alfonso había aprendido medicina en Italia. El doctor Alfonso Rodríguez era especialista en anatomía. La anatomía es la ciencia que estudia la estructura y la forma de los seres vivos y también la relación entre todos los elementos que los forman. Alfonso se convirtió en uno de los mejores médicos de la época y era conocido en muchos lugares de Europa.
En el año 1550 vino a Valladolid para dar clases en la universidad. Alfonso era un médico tan conocido que el curso atrajo a muchos médicos, licenciados, estudiantes y aprendices de todo el país e incluso del extranjero. De entre todos los estudiantes del curso, destacó especialmente uno: Andrés de Proaza. Andrés tenía 22 años y había venido a Valladolid desde Portugal. Andrés parecía tener un talento natural para la anatomía y sobresalía por encima de todos sus compañeros. Andrés tenía unos conocimientos tan amplios y una técnica tan depurada que incluso superaba a su maestro. En un momento determinado, tenía tantos conocimientos de medicina que Valladolid se convirtió en la universidad más importante del mundo en este campo.
Durante los meses en que se impartía el curso, denunciaron la desaparición de un niño de 9 años. Aunque ese fue el caso de desaparición más famoso, otras personas desaparecieron misteriosamente. Nadie parecía relacionar al joven estudiante portugués con estas desapariciones, pero los vecinos denunciaron que desde el lugar donde vivía se escuchaba a gente llorar y gritar con frecuencia. Los vecinos empezaron a sospechar de él. Algunos rumores decían que Andrés de Proaza hacía tratos con el diablo.
Andrés de Proaza vivía cerca del río Esgueva, uno de los dos ríos que pasan por Valladolid. Las sospechas de los vecinos se confirmaron cuando vieron que de vez en cuando, el río se teñía de color rojo por la zona donde vivía el estudiante. Los vecinos denunciaron el caso y las autoridades decidieron ir a investigar a su casa para aclarar qué estaba ocurriendo.
Cuando entraron en su casa, lo que encontraron fue terrorífico. Encontraron el cuerpo del niño desaparecido, estaba descuartizado. Descuartizar es un verbo que significa cortar en trozos. El estudiante había descuartizado al niño y había clavado los diferentes trozos en una tabla de madera. Además del cuerpo del niño encontraron animales, también descuartizados, y restos de otras personas, aunque no sabían de quién.
Estaba claro que aquello era la obra de una mente perturbada, de un loco. Toda la casa estaba llena de material médico, de sangre, de cuerpos humanos, de cuerpos animales. Algunos de ellos seguían vivos.
Evidentemente le detuvieron inmediatamente. Él, declaró que para poder aprender medicina tenía que practicar la vivisección. La vivisección es realizar operaciones médicas en el cuerpo mientras la persona o el animal todavía están vivos para ver cómo reacciona el cuerpo.
El tribunal encargado de juzgar a Andrés de Proaza fue el tribunal de la Inquisición. Durante el juicio, las personas que fueron a investigar su casa explicaron todo lo que habían visto allí y la gente quedó horrorizada. Todo el mundo pensaba que estaba loco, así que le condenarían a morir. Sin embargo, Andrés de Proaza hizo una declaración que asustó aún más a la gente. El médico declaró que un nigromante le había entregado un sillón, un sillón maldito. Un nigromante es un mago que practica la magia negra, es decir, la magia relacionada con el mal. El nigromante le regaló el sillón porque Andrés le salvó la vida. Según el nigromante, este sillón había sido fabricado por el mismísimo diablo. Andrés decía que cuando se sentaba en aquel sillón veía luces, escuchaba voces y aprendía cosas. Cada vez que se sentaba en él podía hablar con el diablo. El diablo le enseñaba medicina y mejoraba sus habilidades, pero para ello tenía que hacer lo que le decía. Para él, era un sillón de sabiduría y por eso sus conocimientos de medicina y anatomía eran tan grandes.
Cuando terminó el juicio, el tribunal condenó al joven médico a morir públicamente en la horca. Antes de morir, Andrés hizo una declaración que sorprendió a la gente. Cito textualmente:
“Solo aquellos que tengan altos conocimientos de medicina podrán sentarse en el sillón maldito, si no, morirán a los tres días. Si intentan destruirlo no lo conseguirán”.
Después de su muerte nadie sabía qué hacer con sus pertenencias, así que se subastaron. Subastar es vender algo de forma pública de forma que las personas pueden proponer el precio.
Nadie se atrevió a participar en la subasta, así que todas sus pertenencias se guardaron en un almacén de la Universidad de Valladolid donde toda la historia se fue olvidando. La gente creía que las últimas palabras de Andrés solo eran una broma de mal gusto, una forma de intentar asustarles antes de morir.
Muchos años más tarde, en el siglo XIX, un empleado estaba trabajando dentro del almacén. Llevaba trabajando todo el día y estaba muy cansado, así que decidió descansar un poco. Vio el sillón maldito y se sentó en él. Naturalmente, desconocía toda la historia del sillón. Tres días después murió por causas desconocidas.
La universidad contrató a un sustituto que desgraciadamente, un día hizo lo mismo que su antecesor: sentarse en el sillón para descansar. Tres días después también apareció muerto.
Las autoridades de la época decidieron investigar más a fondo este asunto. Era muy raro que a dos personas diferentes les ocurriera lo mismo en tan poco tiempo. Gracias a esta investigación descubrieron toda la historia del sillón y su maldición. Lo que parecía una leyenda, de repente, se había convertido en realidad. Era algo terrorífico. Las últimas palabras de Andrés de Proaza no eran solo para asustar, eran una advertencia real.
Se intentó destruir el sillón, pero todos los intentos eran inútiles. Nadie podía hacerlo por algún motivo. La universidad decidió entonces colocar el sillón en el techo del edificio. De esta manera nadie podría sentarse jamás en él. Colgaron el sillón en la iglesia de la Universidad. Como el techo era tan alto nadie podría bajar el sillón de allí.
Con los años el edificio se hizo antiguo y hubo que derribarlo. Entonces se llevó el sillón hasta el museo donde está hoy en día.
Cualquier persona puede visitar este museo actualmente. Creo recordar que los sábados y los domingos es gratuito. ¿Te atreverás a ver el sillón del diablo? Lo que no te recomendamos es utilizarlo.
Te enviamos un saludo y que pases una noche terrorífica.
¡Hasta el próximo episodio!
Créditos música:
Scraping the sewer – Doug Maxwell/Media Right Productions – Free license from YouTube Audio Library