Hola a todos. ¿Qué tal va todo? Nosotros estamos muy bien y muy contentos de que os estemos ayudando a mejorar vuestro español. Tratamos de realizar episodios con temas diferentes para que podáis escuchar más vocabulario. Hoy hemos preparado un episodio sobre el nombre y los apellidos de los españoles.
Algo que despierta la curiosidad de mucha gente es el motivo por el que los españoles tenemos dos apellidos: el paterno y el materno. La costumbre de poner el doble apellido se da en pocos lugares del mundo, ya que lo normal en otros países es que una persona tenga solo un apellido.
Existen diferencias ente los sistemas de los diferentes países europeos para transmitir el apellido a un bebé. Aquí, en España y en los países latinos del continente americano, nos identificamos con un nombre y con dos apellidos: el primer apellido corresponde con el primer apellido del padre y el segundo apellido corresponde con el primer apellido de la madre.
Por ejemplo, imaginad que una pareja va a tener un niño y quieren ponerle de nombre David. Los dos apellidos del padre son Rodríguez Sánchez y los dos apellidos de la madre son Hernández Muñoz. Cuando el niño o la niña nazca su nombre y apellidos serán David Rodríguez Hernández.
En la actualidad, si alguien lo desea, puede cambiar el orden de sus apellidos para poner como primer apellido el de su madre y como segundo el de su padre. A diferencia de otros lugares, cuando una mujer se casa no pierde sus apellidos; los mantiene como si estuviese soltera. Los hombres y las mujeres mantienen siempre sus apellidos.
Puede que este sistema parezca un poco complicado pero estamos acostumbrados a él. También nos facilita averiguar quiénes fueron nuestros antepasados. Aun así, sigue siendo difícil encontrar a los miembros más antiguos de nuestra familia, porque con el tiempo el apellido de la madre va desapareciendo.
Al igual que con los nombres, también hay apellidos que son compuestos. Esto quiere decir que un solo apellido puede estar formado por dos apellidos. Un apellido compuesto solo tiene validez cuando se ha demostrado ante un Tribunal de Justicia que ese apellido compuesto se venía usando desde hace mucho tiempo.
Antes del siglo XIX no existían unas normas establecidas sobre cómo debía apellidarse la gente. Las familias podían tener los apellidos que quisieran, aunque por tradición y por origen solían mantener los de sus parientes. En esos tiempos no hacía falta tener una autorización para escoger un apellido, la única condición era que el apellido elegido no perjudicara o afectara a otra persona por llevarlo.
Con el paso del tiempo la gente fue uniendo el apellido del padre y de la madre para dar a conocer que un hijo procedía de una determinada familia. En el siglo XIX esta costumbre ya estaba muy extendida por España y pasó a ser una norma. En el año 1871 se implantó el Registro Civil con el fin de llevar un control e identificación de los ciudadanos. Desde esa fecha ya aparecen oficialmente escritos el nombre y los dos apellidos de cada persona junto con su fecha de nacimiento, sexo, nacionalidad y fecha de fallecimiento.
Cuando un niño nace en España una de las primeras cosas que hay que hacer es inscribirlo en el Registro Civil. El Registro Civil es una institución del estado donde se anotan una serie de datos sobre las personas para que puedan constar como ciudadanos españoles. Allí, las personas también pueden solicitar documentación oficial para poderse casar, divorciar, obtener información sobre sus datos personales y también para registrar el fallecimiento de algún familiar.
La inscripción consiste en ir al Registro Civil y comunicar el nombre y los apellidos del bebé, junto con otros datos que pueden resultar importantes. Para inscribir a un niño recién nacido hay que tener en cuenta que no puede tener más de un nombre compuesto. Los nombres compuestos son aquellos que están formados por dos nombres en uno solo. Ejemplos de nombres compuestos pueden ser: José Manuel, María Antonia o Juan Carlos. No sería válido que una persona se llamara, por ejemplo, Juan José Manuel, porque estaría formado por tres nombres.
Tampoco se puede poner a un niño el mismo nombre que el que ya tiene su hermano, aunque haya sido traducido a otro idioma. Todos los nombres españoles tienen que permitir identificar a una persona en cuanto al sexo. Por decirlo de alguna manera, mi nombre, Vanesa, nunca podría tenerlo un niño, porque Vanesa es un nombre de mujer.
Los nombres y apellidos más comunes
Los nombres de la gente también cambian según las tendencias. Hace bastantes años los padres preferían elegir un nombre corriente para su hijo, pero ahora cada vez hay más gente que está dispuesta a escoger un nombre de origen extranjero, o bien algún nombre de algún personaje famoso. A pesar de eso, hay nombres clásicos que siguen siendo los preferidos.
Los nombres masculinos que más se oyen en España son: Antonio, José, Manuel, Francisco, Juan, José Antonio, Javier, David, Jesús y Daniel.
Y los más comunes de mujeres son: María, Carmen, Isabel, Ana María, Cristina, María Dolores, Josefa, Lucía, María Teresa y Laura.
En cuanto a los apellidos, algunos de los más habituales son: García, González, Rodríguez, Fernández, López, Martínez, Pérez, Sánchez, Ruiz y Gómez. Sí, muchos de ellos acaban en –ez. La razón es que hace muchos años, en varios territorios de España se empezó a añadir el sufijo “ez” que significaba “hijo de”. Por ejemplo, en la antigüedad la persona que se llamaba González quería decir que era hijo de Gonzalo. Era una costumbre muy común durante la Edad Media.
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